Actualmente, tanto en casa como en el trabajo, las personas pasan mucho tiempo frente a algún tipo de pantalla. Esta sobreexposición puede ocasionar problemas en la vista y otras afecciones en la salud. Por eso, es importante ser responsable en el uso de las pantallas y, por ejemplo, descansar la vista siguiendo la regla del 20-20-20.
Los dispositivos electrónicos hace tiempo que forman parte de nuestro día a día de toda la sociedad. Actualmente, debido al uso habitual de teléfonos inteligentes, ordenadores, tabletas y demás, las personas pasan cada vez más tiempo frente a una pantalla.
Un estudio realizado por el Colegio Oficial de Ópticos y Optometristas de Catalunya asegura que las personas mayores de 60 años pasan casi cuatro horas diarias delante de la pantalla. Los menores de 30 años pasan más de diez horas, de las cuales tres horas y media las pasan mirando el teléfono móvil.
Las consecuencias de pasar horas frente a la pantalla
Y, aunque no hay evidencias de que las pantallas dañen la vista, sí tienen impacto en la salud ocular y pueden acabar causando molestias, como enrojecimiento, fatiga ocular o visión borrosa.
Un ejemplo. El ojo humano parpadea, generalmente, unas 22 veces por minuto. Esta velocidad se reduce a más de la mitad al mirar fijamente una pantalla. A consecuencia de esto, se evapora la lágrima y el ojo se seca, causando esa sensación de tener arena o piedras en el ojo.
Es decir, pasar mucho tiempo frente a las pantallas y dispositivos electrónicos como tabletas, consolas, televisores u ordenadores puede hacer aparecer lo que se conoce como fatiga visual. Esta molestia puede derivar, a su vez, en dolor de cabeza, ojo seco, visión borrosa o lagrimeo constante.
Para minimizar estas consecuencias en la vista y aliviar la fatiga visual, se recomienda:
- Realizar descansos frecuentes. La regla 20-20-20 permite a los ojos recargar energías. Se trata, cada 20 minutos, de mirar durante 20 pies (unos 6 metros) de distancia.
- Lubricar los ojos con lágrimas artificiales e intentar parpadear a menudo.
- Ajustar el brillo y el contraste de la pantalla que vaya a utilizarse. También se puede colocar un filtro de pantalla mate en aquellos dispositivos con pantallas de vidrio.
- Mantener una distancia adecuada con la pantalla, por ejemplo a un mínimo de 50 o 60 centímetros de la pantalla del ordenador, y sentarse correctamente.
Más allá de los problemas de vista
Pero esta sobreexposición a las pantallas no solo afecta a la salud ocular, sino que también puede derivar, por ejemplo, en problemas de concentración o del sueño. La Academia Americana de Oftalmología alerta, en este sentido, de que demasiada exposición a la luz azul de las pantallas pueden alterar el ciclo natural del sueño, conocido como ritmo circadiano. Por eso, para asegurar un buen descanso, se recomienda:
- Una o dos horas antes de acostarse, no usar ningún tipo de pantalla.
- Poner en modo noche o bajar el brillo de la pantalla de los dispositivos por la noche.
Por otro lado, también hay estudios que relacionan un mayor tiempo de pantalla en los niños pequeños con otros problemas de salud, como la obesidad o la miopía. Los expertos sanitarios recuerdan que cuanto más tiempo esté un menor al aire libre, más lento progresará la miopía.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los menores de dos años no tengan ningún contacto con estos dispositivos electrónicos, y aconseja limitar el uso de pantallas a una hora cuando tienen de 2 a 5 años de edad, siempre en compañía de un adulto. Hacer un uso responsable de las pantallas en la primera infancia es indispensable para que el cerebro de los niños y niñas se desarrolle y crezca correctamente.
Por lo tanto, para mantener una buena salud ocular y conocer qué herramientas pueden minimizar el impacto de las pantallas en la vista es importante visitar al oftalmólogo. Estas revisiones oftalmológicas son de vital importancia, por ejemplo, en los niños que empiezan a leer y escribir y en las personas mayores de 60 años, para hacer una valoración de la salud ocular y mejorar el diagnóstico precoz del glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad.
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