La muerte súbita y un infarto de miocardio no son lo mismo, a pesar de que muchas personas los confundimos y utilizamos como palabras sinónimas. Conocer la diferencia entre ellas es muy importante si queremos actuar correctamente en caso de encontrarnos con una víctima de alguna de estas dos irregularidades del corazón.
Una muerte súbita aparece de manera repentina en personas sanas. Sin previo aviso, el corazón deja de latir o late de manera irregular y la víctima cae desplomada sin conocimiento. Cuando esto sucede, es fundamental actuar lo más rápido posible para rescatar a la persona afectada y poder salvarle la vida. La causa principal de la muerte súbita es una arritmia cardíaca llamada fibrilación ventricular.
Por el contrario, un infarto de miocardio a menudo va asociado a dolores agudos durante horas, sudoración, dolor en el pecho y las víctimas no presentan pérdida de conocimiento. El desencadenante de un infarto es un coágulo de sangre que bloquea el riego sanguíneo y que impide que la sangre llegue al corazón, pero el corazón sigue latiendo. Si el infarto es muy fuerte, puede acabar provocando una muerte repentina y que el corazón deje de latir, pero si detectamos a tiempo los síntomas y llevamos a la víctima al hospital, la tasa de supervivencia es más alta que la de la muerte súbita.
Entrenarse para salvar vidas
A pesar de que ambas alteraciones cardíacas pueden ser mortales, la muerte repentina es la principal causa de muerte en el estado español. Cada año más de veinte mil personas mueren víctimas de muerte súbita y el 80% lo hacen ante familiares y amigos. La buena noticia es que, si sabemos reconocer una muerte súbita, sabemos cómo actuar y lo hacemos antes de 3 minutos, tenemos un 75% de posibilidades de rescatar con éxito una posible víctima.
Por este motivo es tan importante la formación en cardiosalvamento. Con solo un curso de una hora de duración, como los que imparte Cardioprotecció Civil, ya podremos estar preparados para saber que tenemos delante una víctima de un ataque de corazón y proceder a rescatarla mediante técnicas de reanimación y el uso de desfibriladores