Los tests de antígenos se han convertido en los últimos meses en un arma potente contra la pandemia de Covid-19. Gracias a su rapidez y agilidad y una fiabilidad destacable, muchas autoridades sanitarias de todo el mundo recomiendan la realización de estos tests a la población para romper las cadenas de transmisión del virus.
Una de las primeras palabras que aprendimos en los primeros meses de pandemia fue PCR, las siglas en inglés de polymerase chain reaction, o sea, reacción en cadena de la polimerasa. Es una de las pruebas estrella en la lucha contra el coronavirus, sobre todo por su fiabilidad en la detección de personas infectadas independientemente de sus síntomas. Pero la PCR tiene un hándicap: que sus resultados suelen tardar varios días, ya que se deben enviar a un laboratorio para su análisis. En condiciones normales, esto no es un problema, pero en tiempos de pandemia, la rapidez en tener resultados es primordial para poder hacer confinamientos selectivos de la población y aislar los brotes de contagio que aparezcan. Y precisamente eso, la rapidez, es lo que aporta el test de antígenos.
Cuestión de minutos
El test de antígenos se practica frotando un bastoncillo por el interior de la nariz y los resultados se tienen en cuestión de minutos. Y esto hace que las medidas que deban tomarse en caso de infección se puedan poner en marcha de manera mucho más rápida que en el caso de la PCR, en la que los resultados tardan varios días. Esta ventana de tiempo que se gana es primordial a la hora de evitar contagios, ya que la persona infectada se puede aislar de inmediato y se evita el riesgo de que durante varios días pueda ir transmitiendo el virus a otras personas.
Los expertos admiten que el test de antígenos no tiene una fiabilidad tan alta como la PCR, pero defienden que es mejor sacrificar este pequeño porcentaje de fiabilidad si a cambio se gana en rapidez y agilidad. Varios estudios demuestran, además, que el porcentaje de falsos negativos en test de antígenos son de personas con carga viral baja y que, por tanto, tienen poca capacidad de infectar a los demás.
Agilidad para los cribados masivos
Otra de las ventajas de estos tests es su agilidad: funcionan de manera similar a un test de embarazo y no hay que llevarlos a un laboratorio. Todo ello hace que estas pruebas sean mucho más baratas que las otras que se tenían a disposición hasta ahora, por lo que son también muy útiles para hacer cribados masivos, como ya se ha llevado a cabo en algunos barrios, debido a la rapidez en la obtención de resultados.