¿Tienes problemas de próstata?

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La próstata es un órgano masculino que va cambiando a lo largo de los años y que, con la edad, puede presentar problemas, sobre todo a partir de los 50 años. Detectarlos a tiempo es crucial para evitar complicaciones.

Qué es y cómo evoluciona la próstata

La próstata es una glándula que forma parte del sistema sexual masculino, el cual está formado también por el pene, las vesículas seminales y los testículos. El órgano se sitúa justo debajo de la vejiga y delante del recto, y envuelve a la uretra (el conducto por el cual se vacía la orina de la vejiga). Su principal función es la de producir líquido seminal, que contiene esperma.

En una persona joven, la próstata tiene forma de nuez. No obstante, la glándula tiende a crecer con la edad. Si aumenta de tamaño, puede llegar a oprimir demasiado la uretra y causar problemas para dejar pasar la orina. La vejez, por lo tanto, aumenta el riesgo de los problemas de próstata que se pueden originar.

Necesitar orinar más veces durante el día, presentar la necesidad urgente de orinar, tener un flujo menor de orina o sentir ardor al miccional son algunos de los síntomas que puedes tener si presentas algún problema urinario. En este caso, es importante comunicárselo al médico para que pueda localizar el problema y ponerle remedio.

¿Qué complicaciones puede presentar la próstata?

Los tres problemas más comunes que se pueden dar en la próstata, como explica la Sociedad Española de Urología, son su inflamación (prostatitis), su agrandamiento (que se conoce como hiperplasia prostática benigna) y el cáncer de próstata. Te explicamos sus características.

  • Se refiere a la inflamación de la próstata, normalmente causada por una bacteria. Es una condición muy común que afecta a la mitad de los hombres. Además, es considerada la afección urológica más común en hombres menores de 50 años y la tercera más común después de los 50 años.

Se manifiesta con molestias al orinar, sensación de no haber vaciado completamente la vejiga, disminución de la fuerza del chorro y goteo, así como dolor a nivel del perineo y fiebre. Al realizar el tacto rectal, se suele palpar una próstata más grande, inflamada y caliente.

El diagnóstico de prostatitis se centra en la exploración y la analítica de orina. El tratamiento suele realizarse con la administración de antibióticos, durante tres o cuatro semanas. En el caso de las prostatitis crónicas, el tratamiento deberá mantenerse durante siete u ocho semanas, realizando también cultivos de orina de control con posterioridad.

Hiperplasia prostática benigna. Se denomina así el agrandamiento de la glándula, que se produce normalmente después de los 40-50 años. El aumento del tamaño de la próstata a menudo comprime la pared de la uretra, provocando alteraciones urinarias. Por lo que se refiere a la vida sexual, algunos de sus síntomas son la reducción de la actividad sexual; el dolor, las molestias y la incomodidad, y también la disminución de la cantidad de volumen eyaculado, entre otros.

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Para el diagnóstico de la hiperplasia prostática, es necesario una correcta exploración física y la realización de distintas pruebas complementarias, como valorar los niveles de PSA (un examen de sangre de antígenos prostáticos), una ecografía y un estudio uro dinámico (una prueba para comprobar el funcionamiento de la vejiga). Su tratamiento se basa en el uso de distintos fármacos, recurriendo si es preciso a la aplicación de técnicas quirúrgicas, si el tratamiento farmacológico no da los frutos deseados.

  • Cáncer de próstata. Es uno de los cánceres más comunes en los hombres, pues afecta a uno de cada seis varones. La enfermedad no presenta síntomas en las primeras etapas, donde es altamente tratable. Por lo tanto, el diagnóstico se consigue únicamente con el examen preventivo anual.

¿Cómo cuidar esta glándula masculina?

Algunos estudios recogidos en Nutrición Hospitalaria, como el de unos investigadores de la Universidad de Granada, recogen que algunos alimentos pueden dañar la próstata, mientras que existen otros que son buenos aliados de esta glándula.

En este sentido, el pescado azul (como la sardina, con grandes cantidades de omega-3), el tomate, el té verde, la cebolla, los frutos secos (que poseen mucho zinc y selenio, oligoelementos protectores de la próstata), las semillas de calabaza y los cítricos preservan la salud prostática. Por otro lado, la carne roja, los lácteos y las bebidas alcohólicas y azucaradas son algunos de los alimentos y las bebidas que se deberían evitar para el correcto estado del órgano.

Además de tener en cuenta estos alimentos en tu dieta, también es importante vaciar la vejiga frecuentemente durante el día, sobre todo antes de ir a dormir, así como evitar el sedentarismo, las comidas pesadas, el frío y la humedad.

Al igual que la mujer tiene interiorizado que debe visitar anualmente al ginecólogo, los hombres también tienen que tener en cuenta que las revisiones urológicas anuales son necesarias para asegurarse una correcta condición del sistema urinario y, en especial, de la próstata. Además, la Asociación Española de Urología aconseja acudir al especialista cuando se noten los primeros síntomas, asociados a los problemas descritos anteriormente. La prevención es el mejor remedio.

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