¿Qué síntomas presenta y cómo se diagnostica la faringitis?

La faringitis es la inflamación de la faringe, causada, en la mayoría de casos, por una infección viral o bacteriana. Puede ocasionar fiebre y un molesto dolor de garganta, que suele remitir en una semana sin necesidad de medicamentos. Sin embargo, una persona infectada no resulta inmune a la reinfección. Aunque es difícil de prevenir, existen ciertos hábitos que pueden ayudar a evitar esta enfermedad.

La infección de la faringe –es decir, la garganta– puede ser causada por diversos virus o bacterias. Las infecciones virales son más comunes durante el verano y el otoño y, por el contrario, las bacterianas son más habituales durante el invierno y la primavera. El tabaco, el alcohol o la exposición a ciertos tóxicos inhalados también pueden lesionar la mucosa faríngea y favorecer la aparición de esta enfermedad.

Su contagio se da por medio de las gotas de saliva que se liberan cuando una persona habla, estornuda o tose, de igual manera que un resfriado. Mientras una persona con infección tenga síntomas puede contagiar a otras, sobre todo a miembros de la familia y a personas cercanas.

La mayoría de pacientes con faringitis bacteriana deja de ser contagiosa pasadas 24 horas desde la toma de antibióticos. En cambio, los pacientes que no toman medicación pueden contagiar durante dos o tres semanas, aunque no tengan ya síntomas.

 

Sintomatología y diagnóstico

Los síntomas más comunes entre los pacientes que padecen una faringitis son la fiebre, el dolor de garganta y la molestia al tragar. Además, muchas personas se aquejan de dolores musculares. A veces, la faringitis causa que los ganglios linfáticos se inflamen y que estén muy sensibles. Y todo ello también puede derivar en la voz ronca.

Para diagnosticar una faringitis, el médico se basa en los síntomas y en la exploración física de la cavidad oral y la faringe del paciente. A veces se requieren pruebas médicas, como un hemograma o el análisis de la velocidad de sedimentación globular.

Además, si se sospecha de la presencia de determinados agentes infecciosos, se puede realizar un frotis faríngeo para realizar un cultivo y determinar qué gérmenes son los responsables de la infección. Otra prueba que cabe considerar, sobre todo en las faringitis estreptocócicas, es la prueba rápida de antígenos para estreptococos del grupo A.

Tipos de faringitis

  • Faringitis aguda. Es una inflamación de la faringe por bacterias o virus comunes y popularmente se conoce como dolor de garganta. Se estima que los virus causan entre un 80% y un 90% de las faringitis anuales, tanto en niños como en pacientes adultos.
  • Faringitis crónica. Es cuando estos procesos inflamatorios persisten o se repiten a menudo. La persona con este tipo de faringitis suele presentar un carraspeo constante para tratar de aliviar la sensación de moco en la garganta. Además, nota una sensación muy molesta de sequedad de garganta. Por eso, necesita constantemente tragar y experimenta una sensación de sed recurrente. Suele darse por el tabaco o por forzar la voz de manera continua.
  • Faringitis vírica. Está ocasionada por una infección viral y comparte los mismos síntomas que cualquier otro tipo de esta patología.
  • Faringitis estreptocócica. Habitual en niños y adolescentes, esta infección está provocada por la bacteria estreptococos grupo A y se contagia mucho, debido a la edad de los pacientes, al compartir utensilios, juguetes, etc.

 

¿Cómo se trata la faringitis?

En la mayoría de casos, la faringitis se cura entre siete y diez días de manera natural y sin necesidad de medicamentos. De todas formas, según el origen de la infección, los tratamientos varían. En ocasiones, se prescriben antibióticos (si hay infección bacteriana) o analgésicos para aliviar los síntomas y malestares (si es un proceso viral). También es importante reposar durante unos días. Con pacientes con faringitis crónica, se deben analizar, además, los factores que empeoran esta enfermedad.

Prevenirla es muy complicado. Lo esencial es evitar el contacto con personas con faringitis, sobre todo si tienen síntomas. Por otro lado, siempre existen buenos hábitos que ayudarán en esta prevención, como lavarse constantemente las manos, dormir las horas necesarias o evitar compartir vasos y cubiertos con personas enfermas.

Además, como la faringitis suele generar una notable sequedad en la garganta, es importante mantenerse hidratado y beber gran cantidad de agua. Una buena alimentación también es recomendable, así como mantener actualizado el calendario de vacunación. Finalmente, para aliviar el dolor de garganta se pueden tomar infusiones calientes y añadirles un poco de miel.

 

Consejos para evitar la aparición de la faringitis

  1. Evitar los ambientes contaminados
  2. Evadir los cambios bruscos de temperatura
  3. Taparse la boca y la nariz al estornudar, para evitar el contagio
  4. Lavarse las manos con frecuencia
  5. Abandonar el hábito de fumar
  6. Taparse el cuello en invierno, con bufandas o ropa que lo cubra
  7. Acudir al médico si se tiene dolor de garganta y fiebre.

 

Dr. Carles Rabassa
Centro Médico Atlàntida

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