Muy habitual en los meses de invierno, la bronquiolitis es una infección de las vías respiratorias que se da cuando los bronquiolos se infectan con un virus. Este ocasiona que se llenen de mucosidad y dificulta la respiración.
La bronquiolitis es una infección del aparato respiratorio. Es muy habitual en los niños, sobre todo los menores de dos años. Esta enfermedad puede estar causada por varias clases de virus, aunque el más común es el virus sincitial respiratorio, conocido por sus siglas, VSR. En ocasiones, un resfriado común o una gripe pueden también causar esta infección.
La bronquiolitis se puede dar en cualquier época del año, aunque es mucho más frecuente en los meses de invierno y al comienzo de la primavera. Ir a la guardería o tener hermanos en la escuela también aumenta el riesgo de desarrollar bronquiolitis en la infancia.
El periodo de incubación de esta afección es de unos siete días. Además, las personas pueden reinfectarse, ya que una bronquiolitis previa no causa una inmunidad duradera.
¿Quién puede padecer una bronquiolitis?
Esta infección suele afectar más a menudo a bebés y niños, porque sus vías respiratorias aún son pequeñas y se obstruyen con mayor facilidad. De hecho, la mayoría de niños la padecen en los dos primeros años de vida.
Esta infección también es frecuente en los bebés prematuros, en los bebés que no son amamantados o en niños con problemas respiratorios o cardíacos y que tengan el sistema inmunitario débil.
Los jóvenes y los adultos también pueden contraer esta infección, pero suele ser de forma mucho más leve.
¿Cuáles son los síntomas de la bronquiolitis?
La bronquiolitis suele durar entre 1 y 2 semanas. En algunos casos, los síntomas pueden tardar más semanas en desaparecer. Los signos más comunes son:
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Congestión nasal
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Moqueo nasal
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Tos
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Fiebre
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Respiración sibilante (pitos o silbidos al respirar)
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Infección en el oído
Un episodio de bronquiolitis se puede complicar, y es en estos casos cuando se necesitará hospitalización. Los signos de una bronquiolitis grave pueden incluir:
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Labios o piel azulada (cianosis), causada por la falta de oxígeno.
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Pausas en la respiración (apnea), que es más probable que ocurra en los bebés prematuros y en los bebés dentro de los dos primeros meses de vida.
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Deshidratación.
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Bajos niveles de oxígeno.
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Insuficiencia respiratoria.
¿Cómo tratar la bronquiolitis?
Actualmente, no existe ningún medicamento que cure la bronquiolitis. La mayoría de los niños mejoran con los cuidados en casa. Únicamente un pequeño porcentaje de niños requiere hospitalización.
Normalmente, la bronquiolitis son casos leves y los tratamientos se centran en aliviar los síntomas. Los antibióticos no son útiles para tratar esta afección porque es viral, y estos medicamentos solo sirven para tratar infecciones bacterianas.
Las medidas para aliviar los síntomas en los niños –y que deben consensuarse siempre con el pediatra– suelen ser:
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Ofrecer líquidos abundantes y con más frecuencia.
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Realizar lavados nasales frecuentes y, sobre todo, antes de las comidas o las tomas.
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Mantener algo incorporado al niño, para que pueda respirar mejor. Lo ideal es elevar el cabezal de la cuna o la cama al acostarlo, aproximadamente unos 30 º.
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Controlar la temperatura corporal.
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En niños mayores, el médico puede recetar medicamentos para que baje la fiebre.
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Favorecer el descanso con un ambiente tranquilo y ropa cómoda y ancha.
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Nebulizadores con aerosoles para facilitar la respiración.
¿Es contagiosa?
Sí. La bronquiolitis se contagia como un resfriado, es decir, a través de contacto cercano con saliva o moco; también, y esto es muy importante, por las manos.
Los virus que causan la bronquiolitis también pueden quedar sobre los objetos que la persona ha tocado, como pañuelos usados o juguetes.
Las personas que contraen una bronquiolitis la pueden contagiar durante varios días, o incluso durante varias semanas.
Así se puede prevenir la bronquiolitis
Ciertos hábitos fáciles de realizar en casa pueden ayudar a prevenir que los niños se contagien y que la infección se propague.
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Lavarse las manos a menudo con agua y jabón y de forma correcta.
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Mantener a los niños alejados de personas con tos o que estén resfriadas.
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No ir a la guardería o a la escuela hasta que los síntomas desaparezcan.
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Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar.
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Evitar que los menores sean fumadores pasivos y estén expuestos al humo del tabaco.
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Mantener limpios y desinfectados los juguetes y las superficies, como los pomos de las puertas y las mesas.
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No arropar excesivamente al niño.
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Evitar lugares con aglomeración de gente.
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Estar lo menos posible en la sala de espera de las consultas médicas.
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Evitar que los bebés y los niños compartan alimentos, cepillos dentales, biberones o juguetes que se puedan chupar.
Centro Médico Atlàntida
Dr. Carles Rabassa