Haz desaparecer tus complejos

Complejos

Determinados pensamientos pueden condicionar de manera negativa nuestro carácter y nuestra actitud. Para superarlos y deshacernos de una vez por todas de los complejos que nos atormentan a diario, hay que aprender a aceptarse y a dejar atrás los miedos e inseguridades.

A menudo, las personas pretendemos presentarnos ante los demás de la manera más perfecta posible. La estética y el comportamiento suelen ir ligados al mensaje que queremos que la gente reciba o se forme de nosotros. Cuando esto se lleva a un extremo en el que se lucha contra una parte de uno mismo, es posible que suframos algún tipo de complejo.

Los complejos son pensamientos irracionales que suelen condicionar negativamente

la forma de actuar de quien los padece. A nivel estético, quien se siente avergonzado de una parte de su cuerpo normalmente procurará taparla al vestirse. Por ejemplo, una persona que siente complejo de sus pies difícilmente se dejará ver en chanclas, lo cual puede derivar en que algo tan simple como ir a la playa se convierta en una tortura, aunque adore el mar.

También puede darse el caso de que alguien se acompleje de ciertas situaciones, como ir a tirar la basura o lavar el coche. En estas situaciones, mucho menos frecuentes pero notablemente más graves, también se condicionará la forma de actuar, hasta el punto en el que se puede sufrir una conducta enfermiza al realizar estas acciones.

¿Por qué tenemos complejos?

Un complejo puede aparecer por diferentes motivos, y son diversos los factores que intervienen en su formación.

  • Por un lado, está el entorno familiar. Si la atención que se recibe por parte de los seres queridos es baja, la autoestima puede verse afectada.
  • Por otra parte, el entorno escolar –en el caso de los niños– es también decisivo. Muchos niños empiezan a tener complejos a raíz de comentarios de compañeros. En estos casos, es esencial tratar el tema cuanto antes y buscar soluciones para revertir la situación y evitar que pueda desencadenar en un problema psicológico mayor.
  • El ambiente laboral también puede influir en la formación de complejos. Ciertos comentarios o juicios, provenientes de personas con las que compartimos muchas horas al día –incluso de nuestros superiores jerárquicos–, pueden propiciar la aparición de complejos que antes no existían.
  • Otro factor que influye en la aparición de complejos es la sociedad y, principalmente, las modas y los estereotipos impuestos por la televisión, las redes sociales y las marcas, ya que pueden hacer que muchas personas se queden al margen de lo considerado “bello” o “aceptable”.

Los motivos por los que uno se puede sentirse acomplejado son diversos y, de la misma manera, las causas de que esto ocurra son variadas.

  • Ansiar unas características físicas diferentes. No sentirnos a gusto con nuestra altura, color de los ojos, forma de la nariz…
  • Querer aparentar lo que no somos. Avergonzarse del origen familiar, de la procedencia, de la falta de estudios, de ciertas características de nuestros padres… puede dar lugar a complejos capaces incluso de hacernos dejar de lado a personas que realmente nos aprecian.
  • Para ser como creemos que los demás quieren que seamos y encontrar aceptación, podemos llegar a desvincularnos de nuestros intereses personales y de nuestras aficiones. Es más, podemos adoptar formas de ocio que ni siquiera nos interesen y generen, por eso, frustración.

Algunos complejos conocidos

Más allá de los complejos físicos, también existen otros complejos de carácter social y psicológico. Algunos de ellos son habituales, otros, por sus características similares, han sido catalogados y bautizados con nombres como:

  • Complejo de superioridad. Este complejo hace que la persona que lo padece disfrace su inseguridad creando una máscara falsa de superioridad e hipervaloración de uno mismo. La persona puede mostrarse arrogante, soberbia, prepotente…
  • Complejo de inferioridad. La persona que sufre este tipo de complejo siente lo contrario al complejo de superioridad. Suele verse inferior al resto, y sentir temor a la hora de realizar acciones como hablar delante de otros individuos, mostrarse tal y como es realmente, dar su opinión, hacer nuevas amistades, emprender proyectos… En muchas ocasiones tiene pavor al qué dirán, y eso va minando poco a poco su autoestima.
  • Complejo de Edipo. Este complejo surge cuando un hijo varón acapara todo el cariño y atención de la madre, y no del padre. Al contrario que en el complejo de Edipo, el complejo de Electra se origina cuando la hija recibe la atención y el cariño del padre.
  • Complejo de Peter Pan. La persona que lo sufre es incapaz de aceptar responsabilidades como consecuencia de un grado de madurez inferior a su edad biológica.
  • Complejo de Otelo. En las relaciones sentimentales entre personas inseguras este complejo es muy común. Se caracteriza por la aparición de celos enfermizos a pesar de no tener motivos de peso para tenerlos y, por lo tanto, conlleva una constante situación de alerta y vigilancia respecto a los hábitos y al día a día de la pareja.
  • Complejo de Cenicienta. Se trata de un complejo por el cual la mujer que lo padece tiene como objetivo encontrar un marido que le haga sentir segura y que cuide de ella. Algo que hace que renuncie a su independencia.

7 claves para superar tus complejos

No es fácil, pero, dando los pasos adecuados, se puede conseguir acabar con un complejo.

  1. Una buena dosis de positivismo: Ser optimista aumenta la autoestima, algo imprescindible para combatir la inseguridad y el temor a no ser aceptado.
  1. Lo que los demás piensan: A menudo se le da demasiada importancia a la opinión de los demás. Y en la mayoría de ocasiones solo se tienen en cuenta los malos pensamientos. Ver también aquello que los demás admiran de nosotros aporta una buena dosis de autoestima.
  1. Compartir los complejos: No exteriorizar nuestros temores (guardarlos para uno mismo y no contar lo que nos ocurre) provoca una gran frustración. Sacarlos a la luz y compartirlos con alguien de confianza es un gran paso en el camino hacia la aceptación.
  1. No sustituirlos: No es conveniente enterrar aquello que no nos gusta desarrollando otras cualidades. Se deben evitar conductas del tipo: machacarse en un gimnasio para compensar la falta de confianza en el terreno intelectual.
  1. Esconder el problema y hacer como que no existe no lo hace desaparecer: hay que enfrentarse a él.
  1. Dejarse querer: Los complejos apartan a quien los sufre del resto de las personas. Siendo uno mismo y dejándose querer se puede descubrir la aceptación de los demás y la propia.
  1. Pedir ayuda: No hay que desestimar nunca la ayuda de un profesional, como un psicólogo o psiquiatra, que nos enseñe a tratar de la manera más adecuada el problema.

Los complejos pueden llegar a provocar verdaderos problemas psicológicos derivados de la no aceptación de uno mismo y de la falta de autoestima. Cuando un complejo empieza a provocar cambios en nuestro comportamiento, nos hace renunciar a cosas que realmente nos gustan o determina nuestros pensamientos, es aconsejable consultar con un profesional y buscar ayuda para superarlo.

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