El impétigo es una infección de la piel muy contagiosa causada por bacterias. A menudo se le conoce como llagas escolares, porque es común entre los bebés y los niños en edad escolar. El impétigo causa llagas en la piel, en especial cerca de la nariz y de la boca, que generalmente pican. Las llagas pueden comenzar como ampollas que estallan y se vuelven supurantes, antes de cubrirse con una costra.
El impétigo no suele ser una infección grave y acostumbra a desaparecer después de unos días de tratamiento. Los niños con impétigo son muy contagiosos, pero la propagación de la infección se puede reducir lavando cuidadosamente las heridas, cubriendo las llagas con vendajes y manteniendo al niño infectado lejos de otros niños hasta que ya no sea infeccioso, que suele ser 24 horas después de iniciar el tratamiento con antibióticos.
Síntomas del impétigo
- Las llagas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero lo más habitual es que se encuentren en la cara, cerca de la boca y la nariz, o en los brazos y las piernas.
- El impétigo puede comenzar sin previo aviso, con una ampolla o un grupo de ampollas.
- La evolución de la ampolla deja una mancha de piel enrojecida y húmeda.
- En la mayoría de los casos, la llaga se recubre con una costra bronceada o amarillenta, lo que hace que parezca que ha sido cubierta de miel.
- En ocasiones aparecen pequeñas manchas alrededor de las primeras llagas, que se extienden hacia afuera.
- Es muy habitual que se produzca un efecto de descamación superficial en el borde de la llaga.
- El impétigo suele picar mucho, tanto en la llaga como la zona que la rodea.
¿Qué causa el impétigo?
El impétigo es una infección de la piel causada por bacterias estafilococos o estreptococos. Esas bacterias pueden vivir en la piel, la garganta o la nariz, o en otras partes del cuerpo, sin causar ningún problema, pero a veces pueden causar una infección como el impétigo. Esta infección infantil puede ocurrir en una piel sana, pero generalmente ocurre cuando la piel ya ha sido dañada por un rasguño, una mordedura o una enfermedad que afecte directamente a la piel, como el eccema o la varicela.
El impétigo es muy contagioso. Generalmente se transmite a través del contacto con el líquido o las costras de una llaga de impétigo, que contienen la bacteria:
- El contacto con la llaga o con elementos que hayan estado en la llaga (ropa, vendajes, toallas…) puede transmitir la infección a otras personas.
- Una llaga tarda de uno a tres días en desarrollarse después del contacto con el líquido o las costras de una llaga.
- La llaga pica bastante y los niños pueden rascarse, cosa que a menudo propaga la infección a la piel cercana o a otras partes de su propio cuerpo.
Una llaga puede ser contagiosa mientras esté supurando. Por lo general, el impétigo deja de ser infeccioso aproximadamente 24 horas después de comenzar el tratamiento con antibióticos, una vez que se inicia el proceso de curación.
Tratamiento efectivo
Si un niño tiene signos y síntomas de la infección, es muy importante que sea visitado por un médico, para asegurarse de que las llagas sean impétigo.
Una vez diagnosticado, lo más habitual es que el médico recete antibióticos en forma de crema, ungüento, pastillas o jarabe.
En el caso de que un niño contraiga impétigo repetidamente, el médico podría optar por realizar un hisopo nasal, para detectar bacterias en la nariz. En caso positivo, el tratamiento será con antibióticos nasales y ayudará a prevenir nuevos casos de impétigo. Es muy importante seguir las indicaciones del médico y completar todo el ciclo de antibióticos.
Prevención y contagio
La aparición del impétigo, que suele ser más común en los meses más calurosos del año, no está directamente asociada a la higiene. La infección puede ocurrir incluso cuando la piel se mantiene limpia, y no es un signo de mala higiene o mala crianza.
Las siguientes acciones pueden ayudar a reducir las posibilidades de que un niño contraiga impétigo de otro niño, o reducir la propagación del impétigo si su hijo lo tiene:
- Es importante lavar de inmediato los cortes, las rozaduras, las picaduras de insectos y otras heridas que el niño pueda tener, para evitar un posible contagio.
- Si ya tiene impétigo, hay que lavar con cuidado las zonas afectadas con agua y jabón suave.
- Cubrir las heridas con una gasa.
- Lavar a parte la ropa, las sábanas y las toallas de la persona infectada, además de no compartirlas con nadie más.
- Cortar las uñas del menor, para evitar que se rasque la zona infectada.
- Aislar al niño con impétigo hasta que el proceso de la enfermedad indique que ya no es contagiosa.
Dr. Carles Rabassa
Director Médico de Atlàntida