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Mi bebé no quiere dejar el chupete. ¿Qué hago?

Dejar el chupete no es siempre una tarea sencilla. Para conseguir que el bebé se olvide él, es importante seguir algunas tácticas o consejos que ayudarán a que el pequeño consiga relajarse sin ayuda de este objeto.

El chupete puede ser de gran ayuda a la hora de calmar a los bebés. Les facilita el sueño, alivia malestares e, incluso, podría disminuir los riesgos de muerte súbita. Pero, sobre todo, los chupetes siguen siendo uno de los temas polémicos en la crianza de los hijos.

Succionar un chupete es un reflejo natural y normal en los niños pequeños. Suelen reclamarlo cuando tienen sueño, están irritables o están aburridos, enfermos o enfadados, entre otros momentos.

Hay quienes defienden su uso para reducir la ansiedad y el estrés y quienes prefieren mantenerlos lejos de las bocas de los bebés. Sea cual sea la opción escogida por la familia, siempre debe verse como un consuelo provisional que debe tener un fin.

De hecho, la Asociación Española de Pediatría recomienda, como norma, no ofrecer el chupete al recién nacido, sobre todo hasta que no esté establecida claramente la lactancia materna.

Cuándo dejar el chupete

Como en todo lo relativo a la crianza, existen diferentes opiniones. Hay quienes aconsejan quitar el chupete cuando todavía es un bebé. Si el niño aún no tiene un año no se necesitarán explicaciones ni negociaciones.

Para otros, la mejor edad para dejar el chupete es entre los dos y tres años, el período en el que más avanzan en el lenguaje. Si se despiden de él antes, perfecto, pero no es necesario meterles prisa.

Al final, también se dan casos en los que es el propio niño quien acaba abandonando este objeto por sí solo. Sin embargo, en torno a esta edad, los tres o cuatro años, sí es conveniente abandonar este hábito para evitar futuros problemas de salud y desarrollo.



Problemas del uso prolongado del chupete

Los pediatras y logopedas están de acuerdo en que, si se usa el chupete, se haga con limitaciones para evitar problemas de dentición y desarrollo del lenguaje. El uso a largo plazo de chupetes puede:

  • Afectar a la mordida.

  • Afectar al crecimiento de las mandíbulas y los huesos que sostienen los dientes del pequeño.

  • Deformar el paladar o la arcada dental.

  • Causar infecciones en el oído, la nariz y la garganta.

  • Retrasar o alterar el habla.

Y, por todo esto, es importante retirar el uso del chupete en el momento adecuado. Aunque, en realidad, ese momento será distinto en función de cada niño y niña.

Cómo ayudar a los niños a dejar el chupete

Para conseguir que el niño se acostumbre a ir dejando el chupete, es aconsejable que no se le dé cada vez que lo pida o llore, y que lo use solo para dormirse, por ejemplo. Y, sobre todo, que los padres no se obsesionen con este proceso, porque si no el pequeño sentirá como una verdadera tragedia este cambio.

Cuando los niños tienen más de dos años, si no muestran interés en hacerlo, hay que ayudarles a conseguirlo. Asimismo, una vez tomada la decisión, por parte de los padres, es importante mostrarse firme y no dar marcha atrás.

Algunos de los consejos para gestionar este cambio son, por ejemplo:

  • Hablar con él. Hay que explicar a los niños las razones por las que debe abandonar este hábito.

  • Quitar el chupete de forma gradual. Se suele recomendar que el pequeño pueda usar el chupete solo en ciertos momentos, como la hora de dormir. Si aún es bebé, se le puede quitar una vez se ha dormido en la cuna y dejarlo a su alcance. Hay que ir aumentando el tiempo en el que el niño está sin este objeto. Una retirada drástica del chupete provocaría más ansiedad al bebé. Si el niño es mayor, se le puede explicar que, como es mayor, precisamente, no necesita el chupete durante el día.

  • Evitar que el chupete siempre esté a la vista del niño. Además, no se debe ofrecer cada vez que el bebé llore. Poco a poco, se puede calmar al niño con caricias, abrazos u ofreciéndole su peluche favorito.

  • Nunca hay que castigar al niño por no abandonar el chupete. Si se obliga a que deje el chupete de golpe, el niño buscará otra manera de succionar y podrá crear malas costumbres, como morderse las uñas. Tampoco hay que compararlo con otros niños, porque cada menor tiene su propio ritmo.

  • Buscar cuentos y libros en los que algún personaje esté pasando por este momento. Algunos ejemplos son El chupete de Gina, ¡Adiós al chupete! o Los superhéroes no llevan chupete. Si no, también los padres pueden inventarse historias y, a través de ellas, explicar las consecuencias para la salud de seguir usando el chupete.


Dra. Clàudia Pueyo

Centre Mèdic Atlàntida

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