Ha llegado el otoño y las hojas caen. Y, pienso….
«Seré como los árboles en otoño, desprendiéndose de las hojas viejas para dar paso a lo nuevo»
A pesar de la vuelta a la rutina, a una rutina extraña e incierta tenemos la oportunidad de dar paso a lo nuevo.
Una nueva forma de enfrentarnos a la incertidumbre, descubriendo nuevas herramientas que nos van a ayudar a gestionar nuestra nueva realidad. Depende de cada uno de nosotros del Cómo la vivamos.
Todas las situaciones enseñan algo. Es importante tener la mente abierta para poder entenderlo. Para ello, hay que aprender a parar, a vivir el presente, a no enjuiciar y a vivir con mente de principiante.
El otoño como cualquier cambio permite renovarte, re-energizarte y buscar nuevos horizontes. Todo cambio crea incertidumbre y nuevos desafíos.
Este periodo que vivimos es uno de los mayores desafíos que nos hemos podido encontrar. Hay que afrontarlo con valentía y fortaleza.
Es duro, es diferente y con los años nos creamos unos hábitos y patrones que nos parecen difíciles de cambiar.
Ahora, es el momento para parar y pensar que es lo que se puede cambiar y que es lo que se quiere mantener.
- Quiero vivir agobiado
- Quiero vivir con miedo
- Quiero vivir sufriendo por el futuro
- Quiero vivir con una nostalgia de lo que tenía
- Quiero ser una persona con pensamientos negativos
- Quiero seguir viviendo en la queja y en la crítica
O, quiero disfrutar de lo que Si tengo, de lo que SI puedo hacer; con las personas que quiero, de esas pequeñas cosas que me hacen ser feliz. De lo cotidiano y no de lo extraordinario. De lo que podemos hacer nosotros mismos y no de lo externo, de lo material. Y empezar a vivir desde lo positivo.
Pensemos y sobre todo escuchémonos cada uno de nosotros qué es lo que realmente nos hace sentir bien, con armonía, plenos y veremos que muchos de nosotros estábamos realmente equivocados.
Según Mathieu Ricard, el hombre considerado más feliz del mundo y monje budista comenta sobre nuestra sociedad:
“Incapaces de encontrar la felicidad en nosotros mismos desesperadamente en objetos, en experiencias, en maneras de pensar o de comportarse cada vez más extrañas. En pocas palabras; nos alejamos de la felicidad buscándola donde no existe.”
Según unos estudios de Martin Seligman, padre de la psicología positiva, se observó que aquellos momentos que eran compartidos con los seres queridos son los que realmente hacen a uno ser más feliz.
Y, ¿qué es ser feliz?
Nos han inculcado unas creencias de Felicidad que son equívocas o bien superficiales.
¿Es alegría? ¿Es un sentimiento?, ¿Es un estado de ánimo?, ¿Es un estado del ser?
¿Es duradera en el tiempo? O ¿es puntual?
¿Es un deseo o una realidad?
¿Está en nosotros o bien depende de los demás?
¿Existe una sola felicidad o hay tantas como personas?
¿El concepto Felicidad es igual en las diferentes culturas? y ¿durante toda nuestra historia?
Cuantas preguntas y difíciles respuestas.
Os animo a pensar en las respuestas antes de que sigáis leyendo.
Mathieu Ricard entiende la felicidad como:
“Por felicidad me refiero a una profunda sensación de florecimiento que surge de una mente excepcionalmente sana. Esto es una mera sensación placentera, una emoción fugaz o un estado de ánimo; si no un estado óptimo del ser. La felicidad también es una forma de interpretar el mundo, ya que si bien puede ser difícil cambiar el mundo, siempre es posible cambiar la forma en la que lo vemos”
Es importante romper con las falsas creencias de la felicidad que nos ha inculcado la sociedad de consumo, la publicidad.
La felicidad está en nosotros y no en el exterior.
Por muchos coches y casas que tengamos no vamos a ser más felices.
La felicidad es un estado del ser que nos ayuda a sentirnos bien y a tomar las mejores decisiones con libertad y ecuanimidad.
Para algunos puede ser armonía, otros bienestares, otros equilibrios, …
Y, ¿cómo llegar a ser felices a pesar de lo que estamos viviendo?
La ciencia ha demostrado que para ser feliz se requiere un esfuerzo intencional y, como no podía ser de otra forma, los estudios de felicidad se componen en su mayoría de un alto componente práctico.
Según Ricard, la benevolencia, la atención, el equilibrio emocional y la resiliencia son habilidades que forman la felicidad y se pueden entrenar. “Así que podemos decir que la felicidad puede ser entrenada”.
Llegados a este punto es importante recordar que no para todo el mundo la felicidad se trata de lo mismo. Cada uno tenemos un concepto personal de felicidad y el secreto está en lograr el crecimiento personal que necesitamos para sentirnos satisfechos, a gusto con nosotros mismos.
Existen unas claves para conseguir este estado de felicidad:
1. Disfrutar de las pequeñas cosas, de lo cotidiano y ser agradecido por ello
Aprender a saborear los pequeños detalles de tu día a día. Un desayuno reconfortante, una ducha relajante, una llamada de un ser querido, una reunión resolutiva, una sonrisa de tu hijo, un detalle de tu pareja, una música que te ha recordado unos buenos momentos, un paseo en plena naturaleza, un canto de un pájaro, una pequeña siesta, una lectura emocionante, una noticia agradable, unas risas, un mensaje divertido…..y tantos otros momentos que no prestamos atención porque lo damos por natural o no somos conscientes de ello.
Agradecer todos estos momentos de una forma consciente y, seguro que la balanza cambiará hacia lo positivo.
2. Ser amable con uno mismo y con los demás
Establecer una relación positiva con uno mismo, sin enjuiciarse y siendo tan amable con uno mismo como con los demás. Siendo amigo de uno mismo, sin exigencias y críticas negativas.
3. Buscar momentos de reflexión, de calma y de silencios
Encontrar momentos para estar solos, momentos tranquilos para reflexionar, para meditar, para sentir, para calmar la mente y dejar de ir con el piloto automático.
Respirar conscientemente calma la mente y el cuerpo. Buscar momentos KIT KAT para respirar.
Buscar silencios ayuda a calmar la mente. Caminar en plena naturaleza reconforta y recarga energía
En definitiva practicar Mindfulness o Conciencia plena de forma habitual ayuda a vivir más plenamente.
Si quieres saber más sobre ello, puedes apuntarte a nuestros talleres https://www.atlantida.net/club/mindfulness-o-conciencia-plena/?lang=es
4. Cuidarse por dentro y por fuera
Dormir, descansar, comer bien y de forma consciente, practicar deporte, disfrutar de los placeres y de las aficiones. Conectar con la naturaleza. Hacer los descansos necesarios y conectar con tu cuerpo y con el alma. Aprender a escucharse y averiguar cuáles son tus verdaderas necesidades.
5. Compartir y cuidar a los tuyos
Compartir los buenos momentos, las alegrías pero también las tristezas con los tuyos es uno de los recursos de felicidad. Cuidar de los más pequeños y de los mayores.
Ayudar al otro da bienestar emocional, lo que genera sentimientos de felicidad y alegría. Esto reduce el estrés, aumenta la autoestima y mejora el sistema inmunológico. Todo ello alarga la vida según estudios publicados en la revista Heatlh Psychology y en el American Journal of Public Health
6. Pedir perdón y perdonar; tener compasión del sufrimiento propio y ajeno
Ser amables, empáticos, compasivos y solidarios, vivir pensando en el prójimo, siendo una de las acciones que ayudan a sentirse bien y plenos. Dar genera más satisfacción que recibir.
Aprender a perdonarse y ser perdonado es un acto liberador y elimina mucho sufrimiento propio y ajeno.
7. Buscar el sentido del propósito o el Ikigai
Poner el foco en la felicidad personal como único objetivo puede acabar siendo algo contraproducente, ya que puede hacernos sentir decepcionados. Y así podría parecer inalcanzable.
Sin embargo, perseguir otros objetivos que merezcan la pena puede llevarnos a alcanzar el bienestar. En este sentido, el Ikigai es importante porque se centra en una parte de nuestra vida o actividad concreta que hace que la vida merezca la pena: nos da un sentido del propósito de la vida que no tiene que ser algo grandioso o monumental.
A diferencia de nuestro concepto de «propósito en la vida», el Ikigai no tiene por qué significar emprender proyectos grandes o extraordinarios que nos hagan superarnos por encima de las experiencias cotidianas. Dichos proyectos también pueden basarse en lo mundano y en lo humilde.
El Ikigai hace hincapié en el proceso y en el camino en vez del objetivo final.
8. Aprender a ser Resiliente
Conseguir sobreponerse a las adversidades que nos ha tocado vivir, así como, utilizar estas situaciones para crecer y desarrollar un mayor potencial de crecimiento es una de las herramientas que nos van a ayudar a poder sobrellevar el nuevo contexto que estamos viviendo, y que parece que va a durar un tiempo. Simplemente es Aprender a adaptarnos a las nuevas reglas del juego.
Según Ricard, la felicidad nunca es una sola cosa y se puede alcanzar cambiando nuestros pensamientos, nuestra forma de ver la vida y las situaciones. De este modo el cerebro cambia estructuralmente, alejando las emociones negativas y atrayendo la felicidad para vivir de una forma más plena.
¡Lo realmente positivo es que es un entrenamiento que podemos aprender!!!
¡¡Empecemos YA!!!
Patricia Vallés, psicóloga i instructora de mindfulness MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction)