Qué no se debe hacer antes de una radiografía
Un gran número de decisiones médicas se toman con el apoyo de pruebas complementarias. Una de las más habituales son los exámenes radiológicos y, aunque no todos necesitan una preparación previa, es importante saber qué se puede hacer (y qué no) antes de la prueba.
La radiología es la especialidad médica que crea imágenes del interior del cuerpo mediante rayos X, ultrasonidos o campos magnéticos, entre otras técnicas, para el diagnóstico de enfermedades. Este tipo de pruebas, en ocasiones, también pueden ayudar a realizar el pronóstico de algunas patologías. El radiólogo interpretará este tipo de pruebas por imágenes en busca de signos que puedan sugerir algún tipo de problema.
Se trata de un examen indoloro que permite ver el interior del cuerpo y detectar, por ejemplo, fracturas e infecciones en los huesos, artritis, deterioro dental o tumores, tanto benignos como cancerígenos. Las pruebas radiológicas también se usan para diagnosticar problemas del tracto digestivo, incluso para corroborar la presencia de cuerpos extraños en el estómago.
Prepararse ante una radiografía
Lo más importante es mantener la calma y acudir a la cita con tranquilidad, ya que es una prueba que no causa dolor ni molestias. En función del tipo de radiografía, el médico especialista indicará algunas pautas previas al examen, como un posible ayuno. En la mayoría de casos, este ayuno no es necesario. Si se requiere, generalmente significa no comer ni ingerir líquidos las 8 o 12 horas previas al examen.
Además, previamente a la prueba, es importante entender el procedimiento y consultar con el doctor cualquier duda, además de comentar, en el caso de las mujeres, si se está en etapa de lactancia o embarazada. Es importante explicarlo también si no se está segura de descartar un embarazo: aunque el peligro en la mayoría de pruebas es mínimo, es necesario tomar precauciones. Algunos de los exámenes no se podrían realizar.
Por otro lado, se recomienda seguir estos sencillos consejos, que facilitarán el momento del examen:
- Usar ropa cómoda. Por norma general, el paciente debe quitarse la ropa de cintura para arriba, así que ese día no es aconsejable escoger una camisa con botones, cremalleras, adornos o que sea difícil de desabrochar. Tampoco son buena opción las piezas de ropa ajustadas.
- Dejar en casa los complementos. También es necesario, antes de un examen radiológico, quitarse el reloj, los anillos y demás joyas; al igual que las gafas y objetos de metal. Estas piezas de joyería son visibles en una radiografía y podrían interferir en la visión de los músculos o los huesos del paciente. De ahí que el especialista siempre pida que se quiten.
- Vaciar la vejiga antes de la prueba. Una vez iniciada, el paciente no podrá moverse ni abandonar la sala, ni siquiera para ir al baño. Por eso, a veces, se aconseja no beber demasiada agua momentos antes, a no ser que, en función de la prueba, el médico lo pida.
- Llegar con tiempo. Puede parecer una obviedad, pero es importante llegar con tiempo a la cita. Es posible que el paciente tenga que rellenar algún formulario. Incluso, en ciertos tipos de radiografías, es necesario tomar antes de la prueba un medio de contraste –que pueden ser pastillas o soluciones líquidas– que permita demarcar áreas concretas del cuerpo.
Pruebas radiológicas más habituales
- Radiología simple. Es el método de radiodiagnóstico más común. Esta prueba, basada en los rayos X, se regula para que el paciente reciba la mínima cantidad de exposición a la radiación. Es habitual para visualizar el abdomen, el tórax o la serie ósea. Suele ser rápida y no causa molestias en el paciente. Eso sí, como usa radiaciones o rayos X, las mujeres embarazadas, o que puedan estarlo, deben avisar al médico, quien decidirá si se debe realizar la radiografía o no. Se hace de forma ambulatoria y, al acabar la prueba, el paciente puede regresar a su vida habitual.
- Ecografía. En este caso, las imágenes se obtienen mediante ultrasonidos, por lo que no tiene ningún efecto para la salud e incluso pueden repetirse. Son pruebas que no necesitan preparación previa específica y son aptas también para mujeres embarazadas. De hecho, en la gestación es uno de los exámenes frecuentes para comprobar el desarrollo del feto.
- Resonancia magnética. Para conseguir las imágenes de este tipo de resonancias se usan campos magnéticos, lo que puede contraindicar la prueba en algunos pacientes. Es un examen que no se recomienda a pacientes que lleven implantes, marcapasos o prótesis.
Dra. Claudia Pueyo
Centre mèdic Atlàntida