Una rampa, o calambre muscular, ocurre cuando un músculo se contrae de forma involuntaria y no se relaja. Puede ocurrir en cualquier momento, aunque es más habitual después de realizar ejercicio o mientras se duerme, lo que se conoce como calambres nocturnos.
Las rampas, o calambres musculares, son bastante comunes y pueden afectar a cualquier parte del cuerpo. Aun así, son más habituales en las piernas. Se trata de unas contracciones totalmente involuntarias que pueden interrumpir las actividades diarias de quienes las sufren. No son preocupantes, pero sí van asociadas a un dolor agudo y se imposibilita usar, durante unos segundos, el músculo contraído.
También, si ocurren mientras se duerme, pueden afectar al descanso nocturno. En este caso se habla de calambres nocturnos. Algunos de los factores que explican el repentino dolor en las piernas por las noches son no estirar correctamente los músculos antes de ir a la cama, dormir en una mala posición o la deshidratación.
Las causas de una rampa
En realidad, casi todo el mundo va a tener una rampa en algún momento. Pero, además de esta estadística, existen ciertas condiciones que aumentan el riesgo de padecer uno de estos calambres musculares de forma no tan aislada.
Los principales factores de riesgo o causas de una rampa son:
- Estar de pie todo el día
- La falta de estiramiento muscular
- La sobrecarga física
- Un pinzamiento del nervio
- La falta de minerales como el potasio, el calcio o el magnesio
- Sufrir hipotiroidismo
- Algunos medicamentos
- Ciertos problemas de salud, como la diabetes o la artritis
- El embarazo
- La edad avanzada
- Seguir un tratamiento de diálisis
Qué hacer cuando nos da una rampa
Generalmente, las rampas o calambres musculares son temporales. Desaparecen a los pocos segundos gracias a estiramientos o los masajes en el músculo contraído. Cuando el músculo se relaja, a veces se nota una leve sensación de hormigueo, que desaparece progresivamente.
Si las rampas no mejoran con estas medidas y son muy frecuentes o causan mucho dolor, será necesario consultar con el médico, porque, en ocasiones, las rampas persistentes son indicadores de algún otro problema de salud.
Pero, en principio, cuando nos da una rampa basta con:
- Estirar el músculo afectado.
- Realizar un masaje suave en el músculo acalambrado para ayudar a relajarlo.
- Aplicar calor en los músculos tensos o frío en los músculos doloridos.
- Si el músculo aún sigue dolorido después de aplicar calor y frío, tomar medicamentos antiinflamatorios.
- Beber agua.
Cómo prevenir una rampa
Una de las causas comunes de los calambres musculares o rampas es la deshidratación. Por eso es importante beber suficiente agua durante el día. Por otro lado, es importante mantener una dieta sana y equilibrada que incluya suficientes frutas y verduras. Y es que la falta de minerales como el potasio, el calcio o el magnesio también puede provocar rampas. Asegurar ingredientes y platos con estos nutrientes es esencial para prevenir un calambre.
Finalmente, se aconseja realizar ejercicios de bajo impacto de forma regular, como caminar o nadar. Además de prevenir rampas, estas actividades físicas ayudan a mejorar la circulación y la flexibilidad muscular. También son muy buena opción los ejercicios de fuerza y estiramientos, porque mantienen el funcionamiento de los músculos.
Y, sobre todo, estirar bien los músculos antes y después de hacer deporte. Los estiramientos aumentan la flexibilidad de los músculos y los tendones. Así se disminuye la posibilidad de que se contraigan de manera involuntaria. Por eso, es bueno acostumbrarse a estirar todos los músculos también antes de ir a dormir.
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