Los alimentos ultraprocesados ​​son perjudiciales para la salud, puesto que a la larga se asocian a muchos tipos de enfermedades que pueden provocar incluso la muerte. Son alimentos baratos, pero hechos con muchos ingredientes que no son saludables y que, si se consumen de forma habitual, aumentan el riesgo de padecer alguna enfermedad del sistema cardiovascular y algunos tipos de cáncer.

Todo esto ya se sabía. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya hace años que colocó estos alimentos en la lista de productos sospechosos por su vinculación con el cáncer de colon. Pero recientemente se ha publicado un estudio en la revista British Medical Journal (BMJ) que prueba una vinculación directa entre los alimentos ultraprocesados ​​y el aumento del riesgo de padecer cáncer colorrectal.

Tres décadas de seguimiento

Especialistas de las universidades de Harvard y Tuff han seguido a 200.000 participantes durante tres décadas y han concluido que la ingestión habitual de este tipo de productos aumenta casi un 30% el riesgo de padecer un cáncer en el colon o en el recto. Esto se produce sobre todo en hombres, puesto que en el caso de las mujeres no se ha observado la misma tendencia.

Como los tumores tardan décadas en desarrollarse, los autores del estudio destacan que es importante poder realizar seguimientos a largo plazo, como es este caso. Sólo así puede determinarse el efecto del consumo de alimentos ultraprocesados ​​en la aparición de los tumores.

Otro estudio recién realizado en Italia con más de 20.000 participantes vincula los alimentos ultraprocesados ​​con la posibilidad de padecer una enfermedad cardiovascular y otros trastornos de salud que pueden llegar a provocar la muerte. En concreto, los datos ponen de manifiesto que aumenta un 19% el riesgo de muerte por cualquier causa y un 32% por enfermedad cardiovascular. Los participantes en el estudio tenían una edad media de 55 años y el 48% eran hombres.

Cómo distinguir un alimento ultraprocesado

Los alimentos ultraprocesados ​​son formulaciones de diversos ingredientes, muchos de ellos producidos de forma industrial. Contienen grandes cantidades de sal, azúcar, aceites y grasas, pero también suelen incorporar sustancias que no se utilizan en la cocina: saborizantes, colorantes, edulcorantes, emulsionantes… Son aditivos que imitan las cualidades sensoriales de alimentos no procesados.

El uso de estos aditivos permite abaratar la producción de alimentos. Pero, como ya se ha demostrado, a expensas de la salud. Para los expertos, estos productos son “los más malos de entre los malos” y aconsejan no comerlos o comerlos lo menos posible. Entre los alimentos ultraprocesados, se encuentran las bebidas azucaradas, los platos preparados o las golosinas. Este tipo de productos, además, suelen contener bajas cantidades de fibra, que es uno de los factores de riesgo del cáncer colorrectal.

El problema es que los sectores más desfavorecidos de la población sólo pueden tener acceso a este tipo de productos en su dieta habitual, puesto que son más baratos que los alimentos más saludables. La ingestión de ultraprocesados ​​también se ha vinculado con la obesidad, una patología que afecta más a las capas de la sociedad con menos recursos.