Cortes de digestión: ¿sabes cómo actuar?

Un feliz día de playa o de piscina se puede ver ensombrecido por lo que denominamos incorrectamente un corte de digestión, uno de los trastornos más temidos en verano y que aparece como consecuencia de la diferencia térmica que existe entre la piel y el agua.

Su nombre técnico es síncope por hidrocución y tiene lugar al meternos súbitamente en el agua, tras haber comido o bebido, haber tomado el sol durante mucho rato o haber realizado ejercicio físico intenso.

El choque entre la temperatura del cuerpo y la del agua puede provocar la aparición de diversos síntomas, en función de la gravedad, que deben detectarse lo antes posible para tratar convenientemente a la persona afectada y evitar que aparezcan otras complicaciones.

¿POR QUÉ OCURRE EL SÍNCOPE POR HIDROCUCIÓN?

Después de comer, el flujo sanguíneo se concentra a la altura de las vías digestivas para llevar a cabo el proceso de digestión. Si en ese momento tiene lugar un cambio brusco de temperatura –fruto, por ejemplo, de introducirnos de golpe en el mar o en la piscina–, la sangre que se encuentra en el tubo digestivo tiene que dirigirse rápidamente hacia otros órganos, como la piel, para contrarrestar el efecto de la nueva temperatura. Como resultado de la falta de sangre en el sistema digestivo, aparece el temido corte de digestión.

Los síntomas más característicos de este trastorno, típico del verano, son mareos, vómitos, escalofríos, sudoración, náuseas, palidez de la piel y rampas, entre otros.

La persona afectada siente inicialmente un malestar generalizado y el pulso se le empieza a ralentizar, pudiendo llegar a sufrir la pérdida de consciencia y una parada cardiorrespiratoria.

Además, aunque lo más frecuente es que el síncope por hidrocución se produzca tras la ingesta de comida o bebida, también es posible que sus síntomas tengan lugar al meternos en el agua después de realizar un sobre esfuerzo o practicar deporte, tras tomar el sol o permanecer en lugares muy calurosos, o también al tomar un granizado o un helado (la temperatura de esos alimentos interactúa directamente con la temperatura interna del cuerpo).

DETECCIÓN Y PREVENCIÓN DEL SÍNCOPE POR HIDROCUCIÓN

Por lo general, en un caso leve de síncope por hidrocución, basta salir del agua al notar el primer síntoma y descansar en un lugar tranquilo, a resguardo del sol. En casos graves, que pueden producir pérdida de conciencia, desmayos y parada cardiorrespiratoria, hay que sacar a la víctima del agua y llamar a los servicios de emergencia. Mientras, si la persona está inconsciente y no respira, hay que practicarle la maniobra de reanimación correspondiente. ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

  • Evitar cambios súbitos de temperatura: Esta es la clave para evitar el corte de digestión. Para ello, debemos meternos en el agua de forma gradual, nunca tirándonos de golpe a la piscina ni metiéndonos súbitamente en el mar. Asimismo, gradualmente mojaremos diferentes partes del cuerpo para que se vayan habituando a la temperatura del agua. Si hemos practicado deporte, esperaremos un rato hasta recuperar un estado normal.
  • Respetar la digestión: Los expertos aconsejan no introducirse en el agua después de comer hasta pasadas dos o tres horas. Este es, aproximadamente, el tiempo que tardamos en hacer la digestión y que debemos respetar para evitar el corte de digestión. Una buena opción es entretener a los niños durante ese tiempo jugando con ellos en la arena.
  • Educar en la prevención: Los niños suelen ser los más afectados por este tipo de síncope. Es normal que las ganas de meterse en el agua, jugar en la piscina o nadar les lleven a comer deprisa (para terminar antes y aprovechar más el tiempo de juego), no respetar el tiempo de digestión o no recordar que es imprescindible meterse en el agua poco a poco. La función de los padres (o de los responsables, ya sean monitores, parientes, profesores, etc.) es vigilar a los más pequeños e inculcarles estas normas de prevención.

ALGUNAS RECOMENDACIONES

Para prevenir un síncope por hidrocución es importante respetar el tiempo de digestión. Para ello, se aconseja esperar unas dos o tres horas tras haber comido antes de introducirse en el agua. También hay que tener en cuenta que:

  • Debemos recordar que el corte de digestión no solo tiene lugar como consecuencia de una zambullida brusca en el agua fría, sino que también se puede producir tras una exposición prolongada al sol o después de realizar una actividad física intensa.
  • Las personas mayores y las personas con tendencia a tener una baja frecuencia cardíaca presentan un mayor riesgo de sufrir síncopes por hidrocución.
  • Para reducir el riesgo se debe evitar ingerir grandes cantidades de alimento y es recomendable no comer productos excesivamente grasos, de digestión pesada o copiosos.

Respetar el tiempo de digestión e introducirse en el agua de forma progresiva es crucial para evitar desequilibrios en la temperatura corporal, y, de esta manera, reducir las posibilidades de sufrir un corte de digestión. ¡La prevención es el mejor aliado!

Dra. Claudia Pueyo
Directora médica adjunta

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